jueves, 28 de junio de 2012

Muchas veces lo más simple es lo más bello

Este estuche es lo último que me he permitido hacer antes de volver a la que espero que sea mi última época de exámenes. 

¡Vuelvo en Julio con energías renovadas!




jueves, 21 de junio de 2012

Mi reencuentro con el triatlón

Hoy toca hablar de deporte. Este post tendría que haberlo publicado hace más de una semana, pero todavía soy una estudiante en época de exámenes, así que lo he ido escribiendo a ratos. Llega tarde, pero es un acontecimiento que quiero compartir con todo aquel que llegue a este blog.

El domingo 10 de Junio me reestrené en mi primer triatlón después de cuatro largos años. En abril participé en el que iba a ser el primero, en la contrarreloj por equipos de Sempere, pero después de un aparatoso accidente en el segmento de la bici tuvimos que abandonar. Así que después de todo, el DONOSTRI de San Sebastián fue mi primer triatlón.

Los nervios que estuve arrastrando toda la semana desaparecieron poco a poco, mientras iba avanzando la cola hacia el control de material en compañía de Ainhoa e Ibone, dos chicas de mi equipo.  Después, la rutina de los preparativos en boxes. Me di cuenta de que mis manos y mi cabeza preparaban instintivamente lo que yo pensaba que tenía olvidado: el dorsal colgando del manillar, las zapatillas con vaselina, el casco preparado con las gafas de sol...

Después de enfundarnos el neopreno calentamos un rato en el agua, al principio fresquita pero después perfecta. Vimos la salida de los chicos y nos acercamos a la línea de salida, en la playa de Ondarreta. En ese momento aparecieron todos los "peros": "no he entrenado suficiente...", "me va a entrar agua en las gafas..", "las boyas están demasiado lejos...", "somos más de 70 chicas, me llevo ostias seguro...", "parece que va a llover...". Hasta que sonó la bocina y salimos todas como alma que lleva el diablo hacia el agua. Desaparecieron los miedos y sólo estábamos el mar y yo.

 Las chicas "Urola": Ibone, Ainhoa y yo ¡que soy la última!

Poco a poco fui pasando las boyas y, aunque parecía que no iba a alcanzar nunca la orilla, llegó el momento de quitarme las gafas y salir corriendo hacia la bici. En lo único que comprobé que había perdido práctica fue en quitarme el neopreno, ¡no había forma de quitármelo! Me tiré al suelo, pataleé hasta que salió, agarré el casco, el dorsal y la bici y salí pitando.

 
 

El tramo de ciclismo se me hizo corto pero incómodo. El circuito no tenía muchos repechos y nos juntamos un grupo de cinco o seis chicas para ir a relevos, aunque fuimos a tirones la mayor parte del tiempo. El tramo de carrera lo hice prácticamente con dos chicas del equipo Triku, con las que había hecho la bici. Una de ellas llegó por delante, y a la otra conseguí sacarle unos metros en meta.




En mi primer tri conseguí un más que satisfactorio 14º puesto, y aunque en la foto salgamos en tercer lugar, ¡conseguimos el segundo puesto por equipos!

Nunca voy a estar a la altura de un deportista de élite, ni lo pretendo, pero he redescubierto un estilo de vida que olvidé hace mucho tiempo. No hubiera podido hacer esto de no ser  gracias al apoyo de mi familia, mi chico, todos los que forman el equipo Urola, que hacen que aunque sea una recién llegada, me sienta como si los conociera de siempre. Y sobre todo, gracias a una persona especial, Itziar Velasco, por enseñarme a ver en la vida retos en vez de obstáculos y a ser feliz por encima de todas las cosas.

Siento ponerme un poco folclórica, pero esto VA POR VOSOTROS.